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Oficina de Egresados Universidad de Cádiz

ANA LÓPEZ SEGOVIA

¿Qué estudiaste en la Universidad de Cádiz y en qué años?

Estudié Filología Hispánica. Desde el año 92 al 97. Luego me matriculé en los cursos de Doctorado, pero solo hice el primer año. Fui alumna colaboradora de un Departamento de Literatura. Y también del Vicerrectorado de Extensión Universitaria.

¿Cuales son tus recuerdos, buenos y malos, de aquella época?

Buenos, muchos. Sobre todo la etapa en la que fundamos la compañía de la Universidad, ¡Caramba!, teatro. Se puede decir que ya entonces yo me dedicaba en cuerpo y alma al teatro, y en los ratos libres estudiaba la carrera. En aquella época, dentro de la propia compañía, sacamos nuestra primera chirigota, nunca pensamos a dónde nos iba a llevar aquello. En el Vicerrectorado de Extensión Universitaria trabajé con gente maravillosa, a la que recuerdo con muchísimo cariño, y aprendí mucho de gestión cultural. A nivel académico, recuerdo con especial devoción las clases de literatura oral y lírica medieval; recuerdo sobre todo algunas clases impagables de Chispa y también de Joaquín Bustamante. La erudición de Ana Sofía, también las risas en las clases de Pedro Pablo metiéndose con Chomsky… Luego los ratos maravillosos de Biblioteca, ese espacio tan bonito… La verdad es que el edificio de Filosofía y Letras es una maravilla.

Recuerdos malos pocos, quizá el primer curso de Doctorado. Me decepcionó un poco. Por eso no seguí.

¿Dónde trabajas y qué puesto ocupas actualmente?

Soy actriz, dramaturga, directora de teatro… Y empresaria. Tengo una compañía de teatro, una S.L. en toda regla. Las niñas de Cádiz, S.L. Aparte, hago algunos trabajos en televisión y en cine.

¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional en todos estos años?

Tal y como acabé la licenciatura, decidí no hacer el CAP, no quería ser profesora. Seguí con mi grupo de teatro, hasta que me surgió la posibilidad de hacer mi primer trabajo como actriz profesional en Sevilla. Viajé a América. Después decidí trasladarme a Madrid. Allí estudié interpretación en el Estudio Internacional de Actores de Juan Carlos Corazza. Tras cuatro años de formación, me cayó del cielo una llamada de Paco de La Zaranda. Trabajé con ellos en dos montajes. Volví a América… Después, fundé Chirigóticas con mis compañeras de La Chirigota de las Niñas y el dramaturgo Antonio Álamo. Tras once años, nos disolvimos y creamos un proyecto más personal, Las niñas de Cádiz.

¿Cuales fueron los principales obstáculos con que te encontraste como recién titulado a la hora de incorporarte al mercado de trabajo?

Como nunca me he dedicado a algo directamente relacionado con mi licenciatura, no puedo contestar a esa pregunta. Sí puedo decir que los conocimientos literarios y el bagaje cultural que me aportó estudiar Filología Hispánica han hecho de mí la profesional del teatro que soy actualmente. Para mí, como escritora, haber estudiado lengua y literatura ha sido absolutamente imprescindible y enriquecedor. Amo la palabra, el arte de la expresión a través de la palabra. Y nada mejor que Filología Hispánica para dar rienda suelta a ese amor.

¿Consideras que la formación que recibiste de la universidad estaba adecuada a las necesidades que te exigieron laboralmente?

En mi caso hubo de todo, hubo profesoras y profesores que resultaron una inspiración y otros que no me aportaron tanto. Lo cierto es que mi carrera no te prepara específicamente para una profesión. Al menos en los años que yo estudié, para lo que la estudiaba la gran mayoría, al igual que el doctorado, era para acceder a las oposiciones de profesor de secundaria. Es decir, que después de acabar la carrera, tenías que estudiar algo más concreto para tener salida laboral.

¿Qué cambiarias hoy si de nuevo fueras un recién titulado sin experiencia, para mejor incorporarte al mundo laboral?

Aprender idiomas, sin duda.

¿Cuáles consideras que son las competencias que deben desarrollarse para mejor adecuarse al mercado laboral?

Sobre todo, tener la mente abierta, ser dúctil, y tener claro que uno no siempre se dedica específicamente a lo que ha estudiado. Hay que seguir el instinto, el camino se abre en el momento y en el ámbito más insospechado.

¿Qué otros estudios superiores (másteres) recomendarías de tu especialidad para alguien que ha de incorporarse al mundo laboral?

Yo siempre soñé con hacer periodismo. E Historia del arte. También me interesa muchísimo todo lo que atañe a la gestión cultural. Creo que son buenos complementos de la Filología.

¿Qué importancia das a los idiomas? ¿Han marcado la diferencia en tu caso?

El aprendizaje y la práctica de otros idiomas es fundamental. En la época en la que yo estudié todavía no se le daba realmente la relevancia que hoy tienen. No había tantas posibilidades de practicar, o de, por ejemplo, ver películas subtituladas (el Campus Cinema de Extensión Universitaria fue en este sentido un maravilloso acierto) Yo echo muchísimo de menos en mi vida profesional haber profundizado en el estudio y la práctica del inglés. Me he visto muchísimas veces con la necesidad de relacionarme en este idioma y ha sido un poco frustrante.

¿Qué opinas sobre el emprendimiento en general? ¿Y en tu sector laboral en concreto?

Para mí, emprender, montar mi propia empresa, ha sido crucial. En mi profesión hay mucho, muchísimo paro. Los profesionales están en sus casas desesperados esperando una llamada… Yo he tenido la inmensa suerte de poder autoproducirme: crear y escribir mis propios espectáculos, y poder exhibirlos y distribuirlos con relativa facilidad. Me considero muy afortunada, no es lo normal. Me costó trabajo, porque lo último que asociaba yo a mi vocación era ser empresaria, odiaba esa palabra. Ahora me llevo bastante mejor con ella. Eso sí, como buena autónoma, trabajo de lunes a domingo, ya sea sobre un escenario, en una sala de ensayos, en la oficina con el papeleo burocrático o en mi casa delante de la pantalla en blanco. A la hora que haga falta. Pero es mi pasión.

QUE RECOMENDACIONES LES DARIAS A LOS RECIÉN TITULADOS PARA DESARROLLARSE PROFESIONALMENTE:

 

Que busquen qué es lo que de verdad les hace felices, cuál es su vocación, aquello en lo que no les importa invertir horas y horas. Si hay pasión, el camino aparecerá. Si por lo que sea no lo tienen claro, que se dediquen a aquello que se les de bien. Siempre hay algo que se nos da bien, algo en lo que somos más buenos que el resto. Estoy convencida de que ahí está el secreto.